sábado, 22 de agosto de 2020

Costumbres medicinales baitoeras.

Por: Ramon Felipe Nunez

La prima Maria Wassemberg, nieta ella de Elías Núñez, nos pidió un relato de costumbres nuestras. Haciendo cierta lectura de otro país encontré algunas costumbres de uso de medicina casera que se aplicaban en nuestra infancia. Otras no.


 Pero antes de tomar esa lectura quiero recordar unas experiencias nuevas que encontré en Baitoa cuando regresé a principios de la década de los 80 del siglo pasado.

 Pasaba por la Lima y preguntó por un joven a su familia. Me dicen sin más "Eugenio esta en Nueva York". Pregunto "¿cuándo regresa, aún sea  de visita?". "Pues dice que no. Sólo viene cuando vendan yerba en Baitoa". Al cabo de un año Eugenio estaba de visita. Ya se cultivaban dos tipos de marihuana por los lados de la Presa de Taveras.

 Hablando del tema con otros muchachos les señalaba que era un suerte que nadie en la comunidad conociese como se podía obtener un opiáceo a partir de la flor de la campana. Yo sabía como se puede hacer, les dije. No se pueden imaginar de que manera me rogaban los jóvenes que les dijera cuál era el procedimiento. No me ablandaron.

 Pero vayamos al tema.

 Señalo la controvertida  flor de la campana porque mi abuela me aseguraba que ella curó a su hijo Eugenio, mi tío, del mal de astma con vapores hechos a base de esta flor. También me mencionó otros casos. Algunos los pude comprobar.

 Acostumbraba mi abuela a sembrar en Baitoa, y en un minúsculo jardín en Santiago, algunas yerbas medicinales. Su favorita era la tuatúa. !Tanto que me lo hizo tomar¡ Me parece que era para fines anti-parasitarios. En el país se usa para los dolores de estómago, enfermedades venéreas, diurético y purgante. Y me quedo ahí.

 Lo que no sé es si tomé múltiples veces infusiones de la ruda no se con que fin. Pero sobreviví. La ruda es la misma cicuta que hicieron tomar al filósofo Sócrates para provocar su muerte. Pero de que la ruda era popular, lo era. Aunque mis vagos recuerdos es que la hoja de la misma se usaba como emplasto a colocar en la frente para combatir la migraña.

 Hasta ahí mi frágil memoria con los remedios caseros de mi abuela.

 Ahora desgloso la lectura  extranjera, que encomillo,  con mis comentarios.

 "Una de sus prescripciones más famosas era el unto de azahar que se colocaba en la vejiga para que los niños no se orinaran en la cama de noche." No recuerdo bien, pero era una de las recetas de mi abuela. A mi jamás se me aplicó. Sé que se usa en loción para clarificar la tez.  El agua de azahar es utilizada como sedante nervioso. Las flores maceradas en agua se usan para quitar las espinillas・

  Orinar sobre un  hierro calentado al rojo vivo se usaba en Baitoa para controlar la incontinencia urinaria. Lo ví aplicar a un familiar y surtió efecto.

 'Los casos de las llamadas "secas" que salían en la ingle producto de infecciones se curaban orinando sobre un tizón.' En mi caso, tío Chico Pineda me aplicó unas hojillas de no sé que arbusto que previamente mojó con su saliva. Y luego me hizo un ensalmo. Puede ser sugestión, pero el malestar después de padecerlo por varios días al día siguiente de mi medicación  fue eliminado.

  "Práctica de la época para tratar el sarampión era tomar bosta de vaca". Eso allá. Pero a mi aplicaron mi propia orina por todo el cuerpo. Un buen baño debo decir que bajaba la fiebre.

 Aquí agrego una anécdota de mi abuela al respeto.

 Como sabrán los baitoeros que me leen, fue Neftalí Núñez, hijo de Abraham, el primer médico baitoero que hemos tenido. Como médico al fin, fue entrenado para repudiar todo tipo de medicina casera. Mi abuela en su presencia recomendó a una joven que la visitaba una tizana para combatir parásitos intestinales. Se indignó el médico ante tal desmán. La respuesta de mi abuela no fue nada diplomática.

 Le recordó que su padre Abraham Núñez muchas veces les dio para el mismo malestar una tizana de excremento de perro, envueltos en un paño blanco, al que se agregaban unas gotas de la leche de la planta ornamental que conocemos como zapatico. " Miren al médico este". No creo que tío Neftalí se ofendiera mucho, pues siguió visitando a mi abuela.

 (Anexo foto de la planta ornamental que conocemos como zapatico)
 
  "El aceite de Castor se usaba para purgar a la gente".  Ayy que tantos malos recuerdos. En mi caso puedo afirmar que si iba a la letrina antes de las 07:00 de la mañana ese aceite de castor  era el premio mayor. Mi padre era gran  creyente en la eficacia de ese remedio. Andando yo descalzo por el arroyo, como era mi costumbre,se interpuso un pedregón en mi camino y casi me desangro por una herida en el dedo mayor del pie. Mi padre paró el sangrado. Pero luego el bendito aceite de Castor y a la cama. Mejor no recordar que aún  sufro, y no del dedo.

 Agradezco a esa costumbre, sin embargo, pues para beber el remedio "cuicui" mi padre agregaba algo de vino. Acabé odiando el vino y todo alcohol hasta el día de hoy.

 Luego vino la milagrosa píldora de vida del doctor Ross. El efecto era el mismo. Y si. Hice su amistad.

 No haré mención de la tizana de la corteza de la planta de aroma o de la del roble que me hizo tomar tío Chico Pineda como tratamiento para problemas intestinales. Quedé vivo. Y los problemas intestinales mejor que nunca.

 Lo que si he confirmado es el beber por al menos un día de una bebida que tiene como base la tripa de auyama , arreglada con canela y azúcar, si quiere usted eliminar piedras en los riñones. También el curandero, que soy yo en esta área, recomienda el té de perejil o el de cola de caballo. Cuidado si recurre a la cuchilla cirujana para eliminar piedras en los riñones.

 Hasta ahí mis recuerdos.

 Se que muchos baitoeros conocerán muchos otros remedios.