domingo, 18 de febrero de 2018

La radio llega a Baitoa

En artículos anteriores, especialmente el que narraba las costumbres y manera de relacionarse que tenían los baitoeros hace ya más de cien años, dediqué algunos párrafos a recordar algunas formas de entretenimiento  que teníamos. 
El teatro, por ejemplo, fue una forma de entretenimiento que tuvimos desde que Luis Mercedes Miches  (Macario), artista de alcance nacional, lo introdujo y hasta que se durmió en el último empeño puesto por el doctor Omar Núñez en los años 80 del siglo pasado. Su importancia, como forma de entretenimiento,  nos muestra a Baitoa como uno de los polos que llevaba el país hacia el progreso. Pero otras fuerzas pudieron más. No tenemos más teatro, y no somos faro para el pàís.

   Hoy Baitoa se conecta al mundo,  como todos lo hacen, a través de la gran red mundial. Pero, cabe preguntar, ¿cómo se hacía antes de 1945 ?. 

   Baitoa tenía telégrafo, y un servicio de correo,  desde 1925. Por esa misma época teníamos a Herminio Franco como corresponsal del periódico  El Día de Santiago, donde se daba a conocer a Baitoa para el resto del país a la par que a través de ese periódico, que de vez en nos llegaba, conocíamos algo del mundo.

  Por lo demás teníamos poetas que improvisaban décimas, donde se narraban algunos acontecimientos de la comunidad. Desaperició sin dejar rastros la poesía cantada que narraba de acontecimientos importantes, reales o ficticios, que servían para entretener y comunicarnos.

  De igual manera desapareció la narración de cuentos, la mayor parte de los cuales giraban en torno a esos dos personajes Juan Bobo y Pedro Animal que los niños de entonces comparabamos con algunos baitoeros conocidos. Lo mismo puede decirse del cuento cantado y su desaparición..

  Esta vez quiero recordar como llegó, la importancia de   y el impacto que tuvieron los primeros dispositivos de radio en Baitoa y sus alrededores. 

   La radio llegó a Baitoa a finales de la decada de 1940. Todas radios de bateria. Sólo en 1958 se fue abaratando este electrodoméstico al grado tal que a mi abuela le regalaron uno que funcionaba también con electricidad. Recuerde que  Baitoa desde 1955 hasta 196, me parece, tenía una planta eléctrica, que se encendía de 6:00 de a tarde hasta las 10:00 de la noche. 

   Tuvo mucho impacto la radio. Pero no competía con las proyecciones de cine que, como espectáculo comercial, llegaba junto con un vehículo anunciador provisto de potente motor e innumerables discos con las voces del canto del momento, de bolero principalmente, más reconocidas. La muchachada se agrupaba en torno del vehículo cuando se estacionaba en el "Poblado", y disfrutaba de todo el infernal ruido. No podía faltar la promoción, como aquella de "Mejor, mejora, Mejoral".

   He podido recoger pocos detalles de la promoción de la construcción de las llamadas "radio galena", un simple dispositivo basado en este mineral de óxido de plomo, barato, que podía captar a muy bajo volumen algunas de las escasas emisoras existentes.

  Sin embargo, para mi sorpresa fuí informado, que en Mocán un joven talentoso fue capaz de construir y operar  un radio transmisor. No sé durante cuanto tiempo permaneció esta empresa, como tampoco tengo idea de cuantos radio escuchas llegó a tener. Lo cierto es que tal acción fue perseguida por las autoridades de Santiago y el joven de la iniciativa fue a dar con sus huesos a la cárcel. Se tenían juegos pesados entonces. Pero, para mi pesar, es poca la información que tengo al respecto.

  Para medir el impacto de la radio en Baitoa, debo comenzar por el vago recuerdo de cuando mi padre llevó en 1952 un receptor de radio marca Phillips y su voluminosa pila seca, "Ever-ready", cuyo peso debía andar por las 20 libras, con  precio de  diez pesos,  y cuya duración en nuestra casa podía ser de cuatro meses, a lo máximo, pero que en otras casas las podían tener hasta por seis meses. Para entonces tenían radio en Baitoa Ramón Fernández (Moncito), Sinencio Pérez, Neftalí Núñez, Leopoldo Núnez y Bartolo Pérez.

   Lo novedoso en nuestra casa era que la radio se usaba como forma de atraer clientes al comercio familiar. En consecuencia lo que se irradiaba  consumiendo batería eran programas que atraían el gran público consumidor principalmente.

   En temporada de beisbol la aglomeración ante la narración de los juegos de beisbol no podía faltar. Así como cada domingo era con fervor casi religioso se escuchaba la narración de la lotería nacional con la enumeración de los tres mil números que salían premiados. Ese discurrir, para  mi muy monónico, podía durar hasta dos horas. Todo comentario y respiración era suspendida cuando se oían las elocuentes palabras de "Premio Mayor". Suerte que en caso de los tres premios mayores había dramatismo en la narración y se repetía al menos tres veces la narración de tan magno evento.

   Debo recordar que tal evento no finalizaba sino el lunes siguiente, al mediodía, cuando recibíamos a través de Monguí, el enlace de Baitoa con el sistema de correos nacional, un ejemplar del suelto periodístico de "La Lista" contentivo de todos los números premiados. También es digno de recordar los intérpretes de sueños, encabezados por Maria La Pollera, y su competencia tan variopinta para medir que tan bien habían acertado en sus pronósticos y como, después de conocido el "premio mayor", hacían reinterpretaciones

   Era tal la premura de los jugadores por confrontar billetes comprados con la dichosa lista que en repetidas ocasiones cuando a mi padre le preguntaban por "la lita", muy presto los enviaba donde Jose Cépeda, nuestro vecino, y esposo de Lalita Batista para que este le prestase "la lita". Con el tiempo José Cepeda tomaba con humor y calma tales desatinos, pero no creo que en sus inicios, coincidentes con su inicio matrimonial ,  recibiese tal burla de manera cordial.

   A las 06:00 PM era escucha obligada el Rosario en Familia, seguido del radioteatro "Romance Campesino" sabiamente dirigido por Luis Merces Miches, baitoero por adopción, y Toña Colón, mejor conocidos como  Macario y Felipa, personajes de la citada obra. Con pesar se estaba a la  espera de "ese merengue bonito que le llaman Heroina". Como no era raro que Macario hablara de su vida en Baitoa, o de las visitas, como a Neno y a Ocha, que constantemente realizaba por nuestro lar.

  "Kazan el Cazador, Amo de la Selva" y "Los tres Villalobos", del escribidor cubano Armando Couto, eran telenovelas dirigidas al público másculino. Oh, los Villalobos: Miguelón, Rodoflfo y Macho con sus caballos Centella y Azabache ( olvidé el nombre del tercer caballo) y su lucha contra los malvados que podían recurrir al uso de las hormigas "tambochas" para arrasar con todos.En 1958 fueron todo un éxito en el páis y Baitoa no era la excepción. Y como indiqué estas radio novelas eran seguidas por varones, jóvenes principalmente. Me parece que para 1963 reaparecieron los Villalobos luchando contra el gobernante,  de un país innominado, de nombre Manuel. Observe que para nada el gobernante se llamaba Fidel. No logró, para esa fecha, el impacto anterior. Además me parecía que los cascos de los caballos sonaban diferentes y no había forma de recrear un encuentro multitudinario de los partidarios del tal Manuel que lanzaban la consigna : "Manuel, Manuel, que le pasa a Manuel que sus enemigos no pueden con él". Parece que trataban de llevar un mensaje claro. Pero el teatro de la radio fallaba. 

  Y que decir de las radionovelas del puro amor romántico donde la chica pobre enloquece al joven de origen más que capitalista, aristocrático.Nunca seguí tales novelas hasta que mi abuela regreso a Baitoa. Pero recuerdo que Tatica, la de Chico Pineda, y no sólo ella, se explayaban narrando el contenido y tragedias de la radionovela "El Derecho de Nacer", que más tarde averigüé era de origen cubana, del autor Felix Caignet, pues por lo general Cuba era la fuente de todo este tipo de entretenimiento. Y las señoras, con los comentarios sobre las mismas tenían tema de que conversar durante mucho tiempo.

   ¿Cómo olvidar a mi tía Titina - Cristina Franco - salir temprano en la mañana para impartir cátedras narrativas ?.  El pretexto para su slida lo era el de hacer las compras del día, aunque a veces sólo compraba una pequeña porción de aceite, o simulaba que lo compraría, pues observar la pequeña botella que llevaba consigo nos hacía llegar a la conclusión que comprar era un pretexto, cuando lo importante era realizar la narración de la noche anterior y emitir sus doctas y acertadas opiniones sobre lo que ocurriría en los próximos capítulos.

  Siendo niño pude observar con asombro como don Tito García faltaba a sus citas de dominó para poder estar en su casa y escuchar, sin llamar la atención, la radionovela del momento. Dona Alsacia una vez pidió mi opinión para saber si subiendo el volumen de la radio el capítulo del día acababa más rápido la narración. Mientras que don Tito se preocupaba más por saber cuando sería que Sara, la heroina pobre  de la radionovela, se acostaría con Alberto, el protagonista rico de la misma. Claro que los temas mundanos, como  por ejemplo el sexo, se tocaban sólo de manera indirecta en la narración. No había sexo, no había desigualdad social, sólo exisitía la envidia en los pobres y la maldad de la suegra. A lo sumo.


  Me parece que mi abuela Juana Pérez y doña Alsacia, su sobrina, mantenían una oculta competencia por saber como finalizaría la radionovela. Mi abuela descubrió que las telenovelas se transmitían primero en Cuba, y bastante veces, también en Puerto Rico. Sea dicho de paso, fuí de los primeros en conocer de la transmisión diaria a través de la CMQ cubana, en la noche, de "La Tremenda Corte" y de Tres Patines y Rudecindo en sus encuentros diarios ante el Tremendo Juez.

   Como su moderno radio de pila de "linternas" permitía escuchar estaciones de onda corta con transmisores en Cuba o en Puerto Rico y, viviendo un tanto más aislada, alejada de la carretera, se podía dar el lujo de escuchar en forma discreta tales estaciones de radio. Así no sólo se sabía el desenlance de las radionoelas que se transmitían en el país, sino que escuchaba  radio-novelas que nunca llegaron al país.

   Entre tales narraciones estaba la del "Capitan Moncada" y una en la que Khadir el Arabe enloquecía con su oriental acento a las chicas de la narrativa.

   Pero a la par con las radinovelas mi abuela se detenía a oir noticieros de estaciones  foraneas. Pero, durante tales momentos la vigilancia a todo movimiento alrededor de su vivienda subía a un máximo nivel. Puede decirse, que fue a través de esta actividad que me inicié en el arte de la acción revolucionaria. ! Vaya usted a saber ! Pero mi vigilancia era de confiar, pues nunca nos llegó visita sin antes apagar la radio.

  Todavía hoy me parece extraño, pero en casa de mi abuela llegamos a escuchar transmisiones de Radio Rebelde en sus escazas tansmisiones desde la Sierra Maestra. Y me alegré sobremanera cuando supimos que el movimiento revolucionario dirigido por Fidel había derrotado al gobierno de Batista. También recuerdo la transmisión de una radionovelas cortas transmitida en 1959 donde la trama se centraba en el accionar de los luhadores revolucionarios cubanos. Muchos años pasarían antes de que pudiera ver material similar, pero ya en el cine cubano en "Las trec Lucías".

 Ya en 1956 llegó a casa de Agustín Fernández el primer televisor a Baitoa. Su sala era un teatro que acogía público que pagaba cinco centavos. Pero el patio anterior de la casa era la continuación de la sala, donde el público más numeroso no pagaba. Para 1958 Guelito Fernández llevaba su televisor al parque casí todas las noches para que el pueblo disfrutase de un nuevo espectáculo radial y visual.  Neftalí Núñez, disfrutaba en el seno de su hogar el tercer televisor que llegó a Baitoa antes de los años 60 del pasado siglo.



  El televisor  fue desplazando a la radio como centro de disfrute de espectáculos, a pesar de que ya la radio llegaba a cada vez más hogares. La radionovela fue desplazada por la telenovela. Pero ya nada era lo mismo de antes.

Articulo by: Ramon Felipe Nunez (Ipi)