Es que a pesar de haberse convertido en un municipio, no ha podido calar a ese nivel, se necesitan muchas cosas para poder funcionar como tal, los baitoeros todos tenemos que buscar la manera de que esto cambie, es necesario recordar esos años cuando se luchaba para lograr que este sea elevado de categoría, si nos remontamos a principios de los años 90s, ahí empezó todo, logrando que esta sección fuera elevada a distrito municipal, si hacemos calculo ya han pasado 24 años y todavía esto no arranca, seguimos patinando en el lodo, con muy poco avance. En el mes de Noviembre del año 1999 fue promulgado por Leonel Fernández la instalación de un juzgado de paz, hasta la fecha lo seguimos esperando.
No contamos aún con una oficialía civil y otras dependencias que por ley deben haber en nuestro municipio, pero lo peor es que no estamos haciendo nada para conseguirlo, necesitamos un Banco , este que ha sido prometido en múltiples ocasiones por políticos y ni siquiera con la presión que en su momento hiciera la Asociación Para el desarrollo municipal de Baitoa, se ha logrado.
Hay mucho por hacer para lograr tantas cosas y poco se está haciendo, las cosas no llegan solas.
Sería oportuno que algún legislador amigo de nuestra zona se motive a someter una resolución en solicitud de que sean instaladas las dependencias del estado que Baitoa necesita para seguir su avance como municipio. En ese mismo orden se sometiera también, otra resolución que declare a Baitoa polo ecoturístico del país y que por ende este incluya se autorice de inmediato la apertura de cierta porción de agua de la presa de tavera para que vuelva a florecer la rivera del río yaque y con ello fomentar el turismo que una vez existió, pero provechosamente como es demandado en estos tiempos, BAITOA ES AÚN UN PUEBLO VIRGEN, a pesar del progreso que alguna vez exhibió refiriéndome a las primeras décadas del 1900.
Si todos los munícipes nos unimos tanto los de allá como los de aquí, podríamos hacer que este logre parir los frutos deseados, para así garantizar el futuro de nuestros sucesores.
Artículo by: Rubén Díaz