Oportuna es la ocasión para sentarnos a meditar y reflexionar, sobre este trayecto de vida por esta bendecida Tierra Quisqueyana que Dios nos permite vivir y, cabe preguntarnos, hemos sido honestos con nosotros mismos y con nuestro prójimo?, hemos sido capaces de servir sin esperar nada a cambio, que no sea la satisfacción del bien cumplido?, podemos mirar con la frente en alto sin tener que arrepentirnos ante los ojos de los demás?, hemos hecho los deberes sin dañar a nuestros amigos, conocidos, cercanos y a quienes nos rodean?, en fin, habremos sido capaces de dar nuestro mejor sentido de humanidad, humildad y don de gente, siempre revestidos de la bendición divina?
Propicio es el momento para decirnos, he ahí, todo un pueblo, toda una sociedad que mira nuestros actos. Justo es, reconocer entonces, de dónde flaqueamos y por dónde debemos encaminar nuestras acciones de vida, pensando siempre en los demás y sobre todo, en que hay un Dios único y grande que pacientemente soporta nuestras desviaciones, pero que presto está para cobrarnos en su justa medida.
Miremos pues, nuestros pasos día por día, miremos en no caer en los vicios de la maldad, el egoísmo, la envidia y la mediocridad, propias de aquellos inadaptados sociales, que no son capaces de superar sus odios ancestrales producto de las carencias de formación humana.
Sigamos enrumbando nuestros pasos por caminos de bien y de servicio a los demás, que el porvenir es nuestro porque Dios así impone y a ello no hay fuerza humana que se pueda anteponer.
By: Jose Acosta Castellanos
