Nómada del mundo
Después de que en su juventud vivió en la calle, a raíz de su éxito en 1971, Juan Gabriel se dedicó a adquirir propiedades, unas que conservó hasta el día de su muerte y otras que vendió. Se dio el lujo de comprar las dos casas en las que trabajó su madre, Victoria, como empleada doméstica en Ciudad Juárez, una de ellas ubicada en la Calle 16 de Septiembre, donde ahora se encuentran sus cenizas y que será convertida en museo. También adquirió la propiedad en la que nació en Parácuaro, Michoacán, en la que desde hace años vive Pablo, el único hermano que le sobrevive. Adquirió también viviendas en El Paso, Texas; Cuernavaca, Torreón y Tijuana, donde vivió algunos años su amiga Monna Bell. En Acapulco compró una casa en el Fraccionamiento Condesa, valuada en 255 mil dólares (4 millones 395 mil pesos). Otra propiedad que ahora está en venta es el Rancho Ivjohaje, situado al norte de Santa Fe, en Nuevo México, con un valor de 2 millones 950 mil dólares. También tenía una casa en Santa Mónica, California, pero fue Miami la ciudad que le gustó para que viviera Laura Salas y sus cuatro hijos: Iván, Joan, Hans y Jean.
En Las Vegas fue dueño de dos lujosas residencias, en una de ellas tenía una cafetería al estilo de los años 50, un teatro y una discoteca bar.
Sus últimos días de vida los disfrutó en la comunidad de San Carlos, en Guaymas, Sonora. Pero también vivió en Quintana Roo, donde fincó dos residencias, una en Cancún y otra en Playa del Carmen.
Monterrey estuvo entre los destinos favoritos de Juan Gabriel, pues desde 2007 tuvo una propiedad discreta para evitar el acoso de la prensa.
Hoy se sabe que la residencia legalmente no le pertenecía y que su propietario la vendió en 2014 con todo y muebles.
Mara López Chapa, amiga del artista por más de 30 años y quien se dedica a bienes raíces, dijo que Juan Gabriel murió con el interés de comprar un terreno en la Carretera Nacional, en Monterrey.
Por: Paula Ruiz, Lorena Corpus e Idalia Barrera
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