Las sonrisas duraron poco. Clinton le reprochó su escaso conocimiento del mundo y su agenda para los ricos. El republicano la acusó por su trabajo como canciller y la gestión de Obama.
WASHIGNTON.- En un debate vibrante, que tuvo por momentos cruces ásperos y calientes, Hillary Clinton y Donald Trump se acusaron mutuamente de no tener el temperamento para ser presidente de los Estados Unidos: el magnate dijo que a ella le faltaba energía y la ex secretaria de Estado denunció que su rivel tiene un carácter demasiado explosivo para estar al comando del botón nuclear. En un encuentro donde el republicano nunca perdió los estribos, aunque sí patinó en algunas respuestas, no hubo grandes sorpresas ni errores. Hillary comenzó titubeante pero remontó muy bien al final.
Es difícil que este debate cambie dramáticamente el curso de las encuestas, que están ajustadísimas. Trump se mostró visiblemente contenido y se notaba que no era él. Pero nadie esperaba demasiado del magnate. Hillary fue correcta, con manejo de los temas, pero no brillante y al comienzo se vio perdida. Se verá ahora el impacto en los indecisos.
En el primer debate presidencial de una serie de tres, a seis semanas de las elecciones del 8 de noviembre, Trump comenzó de forma moderada y le preguntó a su rival gentilemente si estaba bien si la llamaba “secretaria Clinton”. “Quiero que estés feliz. Es importante para mí”, dijo.
Vestida con un traje rojo, a Hillary (68) se la vio saludable y con buena voz, repuesta de la neumonía que causó rumores sobre su salud. Trump lucía un traje gris oscuro, con corbata azul y una banderita estadounidense en el solapa como indica el manual del buen candidato.
Claramente, el magnte complicó a Hillary en el primer tramo, donde él se siente más cómodo: la economía, la globalización y el comercio internacional. Y allí fue el momento en que se lo vio más “presidenciable” de todo el debate. El republicano, que crece en las encuestas de la mano de los trabajadores industriales que están frustrados porque las fábricas donde estaban empleados se fueron a otro país, acusó a Hillary de los acuerdos “defectuosos” que han provocado desocupación. Dijo que el NAFTA, el acuerdo de libre comercio norteamericano aprobado durante el gobierno de Bill Clinton con México y Canadá, había sido “el peor de la historia”.
“Tenemos que impedir que sean robados nuestros empleos”, dijo y señaló que si es presidente negociará los tratados comerciales, bajará los impuestos y quitará regulaciones.
Más adelante se habló sobre el racismo y la violencia policial. El habló sobre la importancia de “la ley y el orden”, en respuesta a cómo sanar la segregación racial. Dijo que los barrios pobres, afroamericanos e hispanos “están viviendo un infierno porque es muy peligroso”. Hillary en cambio dijo que el principal problema era la falta de control de armas.
Trump dejó pasar la oportunidad de ahondar en el escándalo de los mails de Hillary. Mencionado por el moderador, ella dijo: “Cometí un error usando un mail privado. Asumo la responsabilidad”. Trump replicó: “No fue un error, lo hizo a propósito”. Y enseguida se le pregunto por su declaración de impuestos, que se resiste a divulgar, y allí fue uno de sus peores momentos: sin dar una respuesta razonable, dijo que lo haría si Hillary publica los 33.000 mails que aún no se han hecho públicos.
Pero el clima comenzó a caldearse con los temas internacionales. Hillary acusó a Trump de perder los estribos fácilemente. Y él le contestó: “Tengo mucho mejor criterio que ella. Tengo mucho mejor temperamento”.
Esto provocó la risa de la audiencia y la ex secretaria de Estado exclamó: “Wooo...ok”, y se dispuso a replicar. Comenzó a hablar de Irán y dijo que ese país estaba “a semanas” de tener la bomba nuclear y que ella y Barack Obama frustraron ese avance. Y dijo que Trump no tiene “buen juicio ni el temperamento correcto”, porque podría conducir al país a una guerra nuclear quizás por una burla en una red social.
“Un hombre que puede ser provocado por un tuit debería tener los dedos en cualquier lado menos cerca de los códigos nucleares”, disparó.
Trump también se enredó con las acusaciones de Hillary sobre el certificado de nacimiento de Obama. Antes el republicano había denunciado que el presidente había nacido en Kenia y hace pocos días admitió que era estadounidense. Su respuesta fue absolutamente confusa.
Al final hubo un duro cruce. Cuando se le preguntó qué pensaba de la posibilidad de una mujer presidenta por primera vez en la historia del país, él dijo que Hillary no tiene la energía necesaria para el cargo. Esto le dio la opotunidad a Hillary para resaltar la misoginia del magnate: “Este es un hombre que ha llamado cerdas a las mujeres, que llama a las mujeres Señoras Piggy”.
En sus mensajes finales, Hillary llamó a que la voten y él dijo que estaba dispuesto a hacer “Estados Unidos grande otra vez”, su lema de campaña. Y cerró con algo inesperado: dijo que si Hillary llega a la Casa Blanca él va a apoyarla.
por:providenceenespanol.com